Me dicen que debemos presentarnos todos los tuiteros que
formamos parte de este nuevo blog, que intenta agrupar un variopinto grupo de
ecuatorianos con mucho que decir y nadie que nos escuche. Si, presentarnos como
cuando estamos en la escuela, año tras año, y durante toda la primera semana de
clases. Claro, debería tener práctica, dirán ustedes, especialmente cuando acá
en Ecuador esa “linda” costumbre se mantiene hasta el semestre en que te
gradúas de la Universidad; pero es que nunca fui bueno en eso, lo odié con toda
mi alma y solo quería levantarme y largarme del salón tirando la puerta tras de mí hasta que esa estupidez
termine, más dramáticamente que en novela venezolana.
Y es que nunca fui el divertido que hace una broma durante su presentación para romper el hielo, tampoco el hipster que todo lo odia y apenas abre la boca todos prestan atención por si alguna crítica sale de su boca, mucho menos el popular que con solo levantarse de la silla lograba la atención de toda la clase (¿acaso he visto muchas series de adolescentes rebeldes producidas pobremente por Ecuavisa?).
Y es que nunca fui el divertido que hace una broma durante su presentación para romper el hielo, tampoco el hipster que todo lo odia y apenas abre la boca todos prestan atención por si alguna crítica sale de su boca, mucho menos el popular que con solo levantarse de la silla lograba la atención de toda la clase (¿acaso he visto muchas series de adolescentes rebeldes producidas pobremente por Ecuavisa?).
Entonces, ¿qué hago escribiendo una presentación?, pues
verán, escribir es el lugar en el que me siento más cómodo, donde soy yo sin
poses ni convencionalismos sociales; entonces entenderán que me extienda como
si fuera el orador designado por el Rector del colegio para el Día de la
Bandera, o algo así. Y ya que estamos hablando de escribir y de Twitter, les contaré que no es que haya abierto una cuenta allí solo para sentirme cómodo
escribiendo, porque para eso llevo mi diario de adolescente en una agenda de Garfield, es que nunca confié en descargar mis emociones en el diván del
sicólogo y esa red me daba la oportunidad de decir mucho entre líneas, guardándome
la realidad para mí solo. Eso y que no me cuesta un centavo, claro.
Entonces, por acá podrán encontrar la historia detrás de los
tuits del PincheTuitero, ese pendejo que se la pasa sufriendo por amor y
llenando de bromas cáusticas el timeline de sus followers. Es que los 140
caracteres que nos brinda Twitter apenas y nos alcanza para el título del
cuento, no se sorprendan si de pronto llegan a entenderme, y quizá hasta a
identificarse, cuando les extienda el argumento de las cortas frases que
publico por allá.
¿Soy tuitstar, pocosfollowers, poetuitero, wannabe o solo un
personaje?, pues todos y ninguno, lo que tu prefieras diría, porque el cuadro adquiere
una connotación diferente dependiendo de quien lo mire. Bienvenidos entonces a
mi lienzo, a mis hojas en blanco, a la historia detrás de la imagen que tienen
de mí cortándome las venas noche a noche, con la esperanza de ganar un premio
Nobel de Literatura, o al menos un caramelo…
Me gusta, me gusta, me gusta!!!!!
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