miércoles, 29 de agosto de 2012

Día 2

Día 2

Esa ansiedad, cuando dejará de palpitar mi corazón así, como si fuese a salir desbocado a tu encuentro.


Trato de no torturarme sin ti, trato de hacer las cosas que tengo que hacer, pero siempre estas ahí en el fondo de mi cabeza, esperando a que te regrese a ver, lo único que quisiera es que salgas de mi mente, por unos días, solo pensar en cualquier otra cosa, sin que estes ahi.

Sin embargo me digo a mi misma, un día más,  no le encuentro la razón. Mi cuerpo tampoco, todos mis sentidos te extrañan tanto que empiezan a actuar por si solos y se van contigo, mi nariz recuerda tu olor, mis manos tu piel, mi boca tu sabor, mis ojos tus ojos y mis oidos tu voz.

En un esfuerzo desesperado trato de pensar en como me heriste, es tan dificil odiarte o sentir un mínimo de rencor cuando te amo tanto, pero lo intento, por que se que si le doy la espalda a ese rencor, más temprano que tarde me apuñalara por detrás.

Así intento pensar en nuestras peores peleas, para recordar como reaccionaste, si vale la pena volverlas a tener, me hace pensar que esto puede hacer que te olvide, que pueda vivir sin ti, pero no puedo, no puedo recordarlas, como si los buenos momentos se antepusiesen gritando: Recuerda me a mi!! no a las peleas!!, y es así, mi memoria está llena de buenos recuerdos.

Como poder considerar estar sin ti con tan buenos recuerdos? y la ansiedad vuelve, vuelve a palpitar mi  corazón y me muerdo los dedos para no llamarte, una vez más. Una vez más miro por la ventana, una vez más respiro profundamente, con la esperanza de que esta ansiedad ceda aun cuando sea por minutos, para poder dormir.

Así termina mi día, con la esperanza de que la ansiedad disminuirá, con la esperanza de poder pasar otro día  sin ti y esperar el mensaje que me traerá. 



lunes, 27 de agosto de 2012

Día 1




Cuando amas de verdad es realmente hermoso pero tiene su precio, pues el dolor también es de verdad.
 El me hirió para darse cuenta de lo mucho que me ama, así volvió arrepentido  con promesas de nunca volver a hacerme daño y con pruebas de que su amor es real. Pero a pesar de su amor incondicional y aunque yo lo amo con toda mi alma, la herida no sana, y ahora tengo 2 semanas para pensar en volver con el hombre que amo o en volver conmigo.

Día 1
Solo el pensamiento de no estar junto a el me mata, es como si faltase una parte de mi, quisiera correr, ir en su búsqueda, perderme en sus brazos.

Pero se que tengo que esperar, se que tengo que probarme a mi misma que después de estar sin el quiero todavía estar con el, ¿Tiene eso algún sentido?

Acaso tiene algún sentido que tu ames tanto a una persona, y que el te ame tanto, y aún así sentir que tienes que esperar para estar con el. Yo no le encuentro el sentido, pero en esto del amor nada realmente lo tiene.

Como combatir esto que siento en mi corazón, para que combatir el amor que siento por el, cuando el me ofrece el suyo. Hay muchos peces en el mar dice la gente, te mereces a alguien mejor dicen mis amigos. Pero que tal si no quiero otros peces, que tal si no quiero alguien mejor por que quiero intentarlo una vez más con el, que hay de malo en querer amarnos aun después de todo lo que paso?

Se que debo ser sincera conmigo misma, pero por una vez quisiera dejarme llevar, dejar de pensar y volver con el, como si nada hubiese pasado nunca; pero sin embargo pasó y ahora debo pensar, pensar para ser feliz. Pensar en qué es lo que me haría feliz.

Es el primer día de mi tiempo sola, y en lo único que puedo pensar es en estar entre sus brazos. No se que me traerán los días que vienen, solo siento que debo verlos llegar, así cada uno con su mensaje, para que dentro de 15 días esté segura al fin de volver con el hombre que me amo pero me hizo daño, o de volver conmigo misma pero nunca  más estar a su lado.

Era parte de.


Era parte de.
Conocerte, mirarte de reojo, manejar cada movimiento de forma tentadora, volver a mirar.
Era parte de.
Solo estar, contemplar.
Era parte de.
Controlar cada activación y respirar profundo mientras se disipaban mis más oscuros deseos.
Era parte de.
Leerte a las 4am y sonreír con tus "buenos días".
Era parte de.
Tu particular forma de decirme mía.
Era parte de.
Revolverlo todo, para que todo se fuera.
Era parte de.
Insinuar tus ganas. Gritar mis sentimientos.
Era parte de.


Eras como todos pero en bonito y cuando se trataba de ti, yo podía ser hasta multipolar y todas te queríamos por igual, pero tampoco creas que te escribo a ti, no te confundas. Es más, ni siquiera estoy escribiendo… bueno, tal vez un poquito. Está bien, la verdad es que aún me cuesta escribir sin inventar un cuento que no sea tuyo. Y es que de repente, y a pesar de que sé que no fuiste para mi y que yo tampoco fui para ti, me entretiene la idea de jugar un poco a que si fuimos y que quizá solo nos hicimos los distraídos para evitar precisamente esta fatiga de querernos mal porque así como estábamos, estábamos bien.

Pasito a pasito. Nunca nos gustó detener las cosas y tampoco fuimos lo suficientemente buenos para frenar esa abrupta y despiadada forma de querernos y es que a pesar de los buenos libros y las lecciones de ajedrez, la paciencia nunca fue lo nuestro y perdimos todos los sentidos, el del oído también, dejamos de escucharnos, de hablarnos y luego de vernos. Nos perdimos tal y como no queríamos perdernos. No eras tú y lo tengo claro, tanto como aquella vez que intenté deshacerme de todas tus fotos y lo único que conseguí fue armar con ellas el álbum de mi vida,  pero… lo sé, no eras tú… aunque aquí entre nos, te confieso algo… me hubiese encantado que lo fueras.


Solo era parte de. 

martes, 14 de agosto de 2012

Ocaso en el alba



Era en un tiempo de silencio cruel
cuando la luz se anochecía en mí
cuando moría mi destino, aquel
y ya más nada le quedaba aquí

Era tan triste y era tan feliz
era el silencio de tu risa allí
un día  que te convirtió en desliz
y estas mil noches ya sin ti

Frío y calor no se buscaban más
amor y olvido zarparon al mar
y aquel deseo de estrella fugaz
murió sincero en mí palpitar

Es el ocaso de mi oriente sin sol
en esta, el alba de tu atardecer
un trago de llanto y amargo alcohol
la antología que no pudo ser

viernes, 3 de agosto de 2012

Cuando ni me perteneces, ni te he vivido...



Suspirarte cuando ni me perteneces, soñarte cuando apenas y te he vivido
el corazón no tiene sentido porque los sentidos tienen demasiado corazón
y ahí estás tú, en medio de ambos, y yo sin saber a donde dirigir mis palabras
sin encontrarte rima por miedo a encontrarte espacio en mi alma, y no lo quieras

Y tus ojos, ¡ah! esos ojos de los que tanto huí y que hoy me persiguen la sombra
que enmudecen hasta al más descarado jazz, a la más triste nota aguda de un blues
y ahí están ellos, marrones como los atardeceres de verano y ajenos, tan ajenos
y yo aquí, suspirándoles cuando ni me pertenecen, cuando ni los he vivido

El silencio que envuelve mis noches, que te pertenece, que haz vivido
él, que no encuentra palabras más que tu nombre para llenar mis latidos
a ese silencio yo le dedico mis horas, le devuelvo suspiros
le comento al oído que te quiero en mis brazos y llamarte amor mío

Viviendo mis días deseando tus tardes, queriéndote un río
tomarte la mano y tatuarte mis labios que no te han vivido
y mis sueños que se arman apenas te miro, apenas te escuchan
que te pertenecen cuando ni me perteneces, ni te he vivido...

miércoles, 1 de agosto de 2012

Recuerdo que amé en ti eso que los demás odiaban.



Recuerdo que era un tiempo no hace mucho, quizá una semana o dos
que desafiaba la cárcel de los años y los latidos se sentían nuevamente
que se escapó como arena entre los dedos, como el final de un cuento

Recuerdo que se quebró el silencio de la austeridad de mi alma
que las paredes limpias se llenaron con pinceladas de sus ojos cafés
que me bebí esa sonrisa, que me envenené de fruta y dulces palabras

Recuerdo que amé en ti eso que los demás odiaban, o le han temido
porque la poesía del alma el vulgo nunca la ha sabido apreciar ni entender
porque el hoy ha silenciado al ayer de las golondrinas de Bécquer

Recuerdo tus sueños y tus anhelos, recuerdo el silencio en complicidad
recuerdo el no odiarte como promesa, también la sentencia de recordar
recuerdo una noche a tan pocos metros y ahora hay tan poco para contar...