jueves, 10 de mayo de 2012

Liberi Fatali


Despertar, del latín expergitare, no significa otra cosa más que abrir tus ojos e interrumpir ese periodo de letargo al que llamas sueño...


Dado el momento exacto marcado en tu triste vida, llegará el momento innegable de despertar ese ángel o demonio que llevas dentro, ese ser que forma parte de tu mismísima esencia de ser humano y que te eleva a ese nivel divino que hace tiempo perdiste. Despertar, liberar la conciencia. Despertar, liberar el alma. Despertar, liberar las cadenas de tu propio ego y saber que eres más que eso...

Saberse fuerte, saberse grande, saberse valioso y también intocable. Saber que nada te puede tocar porque eres humano y en lo humano permanece tu fuerza, saber que tienes el poder de liberarte de todas las ataduras que te hunden y te atrapan a tus fantasmas del pasado, a tus prejuicios, a tus falsas convicciones y creencias... Despertar hacia ese nivel inimaginable... Despertarte a ti, niño errante que pronto ha de volverse hombre...

Llegado el momento, a pesar de que te escondes en un cuerpo adulto, verás que sigues siendo un niño... Que te has quedado atrapado por tener miedo de tus propios prejuicios, de tu propia naturaleza, de todas tus cobardías acumuladas en el paso de los años y que llegado el día se te han vuelto incontenibles. Te verás ahogado en tu propio llanto, te verás asfixiado en tus propios gritos y en tu propia desesperación. Te volverás temeroso tus propias acciones y de tus merecidas consecuencias...

Despierta que no puedes seguir así... No puedes ir caminante por el mundo, creyéndote perfecto sin saber que vives en un eterno estado de gestación... Pronto te llegará tu momento de despertar...

Cuando el tiempo se acerque, dejarás los miedos y te verás obligado a convertirte en hombre. Te vencerás a ti mismo, dentro de una guerra inimaginable, donde pondrás a prueba tu vida y te balancearás en los hilos del destino. Dejarás que esa fuerza interior te vuelva intocable, dejarás que la llama de tu victoria te queme y arda en el pecho, dejarás que el fuego vivo purifique tu verdad...
Despertarás y no volverás a ver atrás... Dejarás el pasado y tampoco verás el futuro. Vivirás tu presente y marcarás tu propio camino....


Pero ay de ti, niño del destino... Ay de ti si no despiertas... Porque llegado el momento, la fatídica verdad será lo único que te mantenga en pie y lo único que te proteja...

Ay de ti, alma errante, ay de si no despiertas... Que el día se acerca y tu tiempo es corto... 


Es hora de despertar... De liberar tu conciencia... Es hora de que sepas lo grande que eres, que puedes contra tus miedos, que nada puede vencerte... Ay de ti si no despiertas... Que el mundo es muy cruel y no ha sido hecho para aquellos que esconden las alas... Ay de ti si no despiertas, porque el letargo te regresará a la gran masa, porque el sueño te volverá igual a todos... 


Ay de ti si te dejas caer y no emprendes vuelo... Ay de ti si llegado el momento, no has escogido un camino, que la luz y la oscuridad van furiosas por los cuatro puntos cardinales buscando a sus elegidos y si no has escogido una alianza, desaparecerás en el olvido... 


Ay de ti si no despiertas, niño elegido del destino...  
















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