Qué
bonito fue vernos en medio de todas las ganas que nos atravesaron la conciencia
por esa sola noche. Qué bonita y torpe me comporté procurando predecir los
movimientos de tus ansiosas manos. Qué bonitos tus nervios, qué bonito todo tú.
Así… solo así.
Llegaste
cuando era complicado para convertirlo en sencillo y es que cuando algo se
quiere, solo se quiere. No hace falta decir más que una palabra, un “quiero”
puede ser, precedido por cualquier pronombre… un “te” por ejemplo. Te quiero,
no es acaso la combinación perfecta para ti, para mi, para los dos. Por ahora me conformo con tu TODO TU.
Perdón
si esta vez no puedo explicarme bien, explicarte tampoco, pero es que al tratarse de vos lo irracional y espontánea me queda a flor de piel y sabes algo, lo prefiero. A veces bipolar, tripolar, cuadripolar y quintupolar. Pero así, todas
te queremos por igual, a nuestra forma, pero en la misma cantidad.
Las
cinco estamos sin sentido por tu culpa… salvo el del tacto, ese sobrevive gracias
al impulso de querer acariciarte y tocar esa maravillosa humanidad que la vida
te dio y que tu cruel y perfectamente sabes cómo aprovechar. Pero sigue así, despacio,
poco a poco. Aquí, si ahí mismo, donde quema el frío y se ahuyentan los miedos,
la vergüenza y el pudor.
No
sé si seremos para el futuro, pero ahora lo somos para el presente y
lo siento, pero no me pienso mover. De ladito y haciéndome delgada, me meto,
me entreno y me quedo. Sé que aquí cabemos los dos y con eso me sobra para
seguir desanestesiándonos el corazón.
Cómo
es la vida… En ese intento absurdo y desesperado por dejarte ir me fui atando
más a ti, a tu nada sutil forma de decir las cosas y a tu poco romanticismo,
porque no, tampoco estábamos para enamorarnos, de hecho no lo estamos.
Pero
qué bonito…