Uno puede llegar a pensar que todos los días son iguales o que cambian muy poco, tal vez hoy estoy un poco más feliz que ayer o tal vez más enojado, o tal vez hoy casi me pisa un idiota que no vio el semáforo, pero es casi imposible que algo cambie; o ¿tal vez todo cambia y por eso nos parece que nada cambia?
Uno puede pensar que su vida es siempre igual y alimentarse de pequeñas alegrías, como recibir un buen cumplido o incluso tener un nuevo follower; o tal vez pensar que los días son diferentes por el mero hecho de que existen esas pequeñas alegrías y también pequeñas tristezas que a veces parecen más grandes de lo que son.
Pero si todos los días son relativamente iguales, ¿para qué vivimos? a lo que uno puede responder: para ganar dinero, para tener una familia y así nuestra respuesta de para que vivimos se reduce casi siempre a "para el futuro, obviamente". (Aunque paradójicamente solemos dedicarle ni el 20% de nuestro tiempo a eso que consideramos prioritario o la respuesta al para qué vivimos).
Pero que pasa con el presente, como hacer que los días dejen de ser relativamente iguales unos con otros; o tal vez ¿tendrán que ser así para tener un futuro mejor? pero ¿y si me muero mañana? no quiero que en mi última semana de vida haya pasado encerrada en la casa estudiando o trabajando todo el día para dormir en la noche. Es decir, ¿cómo darles un sentido a cada uno de los días? y para esto seria necesario preguntarse ¿qué sentido tiene mi vida? y volvemos a lo de antes. Es algo para pensar.
Un día te sientas frente a la computadora y decides que no escribirás
más que saludos y unas cuantas publicaciones en los muros de facebook de tus
amigos. Inventas una vida que no es tuya y prefieres conformarte con saber que
efectivamente lo conseguiste y ahora eres normal, aunque de normal solo tengas
el apellido y unas cuantas arrugas veiteañeras.
Al tercer día encuentras un papel en blanco y escribes un cuento sobre
eso.
Pidiendo inspiración al cielo opaco y de media noche, también solicitas
un poco de piedad. Si, piedad para lograr escribir con los dedos y no con las
ideas revolucionarias y algo confusas que se pasan por la cabeza y hasta por el
hígado.
Siendo la una de la mañana, escuchas la letra de una tonta canción
popera del año dos mil…. Bad decisions, that’s alright, welcome to my silly life
y crees que no está tan mal, considerando especialmente que ser testadura y una
incomprendida es parte del ciclo de la vida de una mujer cuyo cuerpo, cabeza y
corazón aún no han logrado llegar a un acuerdo.
Queriendo y sin querer, con un par de cervezas encima y un cigarro que
marca el inicio de un vicio que seguramente tendrá fin en un par de días,
porque nunca has sido lo suficientemente maquinal para dejar que los vicios,
-salvo el de la lectura- te consuman, recitas un par de oraciones: duerme
hermoso, descansa gordo, te quiero patito, chao sol, hasta mañana bonito, qué lindo
fue verte monito, y más etcéteras, dedicados a todos esos amigos que se molestan
en preguntar qué es de vos, y sin más te vas a la cama.
Difícil, solitaria, ajena al mundo.
Con las luces apagadas y en medio de los pocos metros de la habitación,
intentas bailar y esperar que el mundo se detenga por un par de segundos, al
coro de cualquier canción y en la letra de la bastarda melodía que te grita que
lo intentes una y otra vez.
Basta un par de horas más para que quedes rendida en la madera desnuda
del suelo y con el calor de los pies esperando por despertar.
Es como la vida, caer y volver a levantarse, aprender de los errores y
procurar enmendarlos, especialmente evitar repetirlos. Qué tiene de especial
tropezar con las piedras si no es para disfrutar, qué tiene de especial
realizar el mismo giro por el cual vas a caer si no es el dolor que se produce
en los huesos blancos de los instintos y el poder.
Try, try, try, critics’re everywhere y si mi inglés está podridamente jodido
es porque de todas las lenguas que he intentado aprender, siempre prefiero la
suya, la suya, la suya, aunque no sepa ni siquiera cuál es.
Supongo que esta entrada será bien “guay”, pero es la mejor forma que encuentro para
decirles, ya no duele que no esté, al contrario, es felicidad y pura dicha
saber que está bien y que es posible volver, volver. Una y uno no sabe las
sorpresas que el destino le tiene preparado, eso de llevarse el chocolate más
grande y el juego de ajedrez envuelto en la piñata cumpleañera solo era parte de
lo que luego vendría y que encarnaba la pura satisfacción de haber podido salir
y liberarse de esta puta vida.
No pretendo que entiendan algo con todo este laberinto de ideas, ni siquiera
yo pretendo entenderlo, pero esta noche aprendí que una puede subirse en un
taxi sin dinero, ir hasta la dirección más lejana, dar una sonrisa y regresar
con un abrazo de esos que no esperamos que sean los más especiales, pero que
recordaremos por lo menos por un par de meses más.
Es complicado dijo la razón, no lo hagas dijo la conciencia, aquí
estamos dijo el instinto y por milésima vez, hice un copy and paste en mi
vida de mi loco pero ingenuo instinto y fui feliz por haberlo seguido.
Nunca he escrito nada más idiota que esto. Presumo que llegó la hora de dormir.
Escribir no he
podido…y no es que no estés más aquí, pero desde ti y de esa partida, la vida se
ha encargado de restregarme a la cara que nada tiene tanto color y que tampoco
nada es tan gris.
Me enseñaste un andar
que fue más que cualquier camino, un andar que me llenó, que me movió, que me
consoló y me desafió.
− ¿Dónde estás?
− ¿Dónde está aquel
café?
No debería
preguntar, cada qué hago una pregunta son cien las respuestas que llegan
convertidas en sed de ti, y el encuentro con la sombra de tu ausencia es tal que
mi ser no termina de reconocerse en mis propias venas y solo ansía el olor de
tu sangre que oscura y suspicazmente se convirtió en mi adicción.
¡¡¡Extraño mundo!!!
Hay dos cosas que aún no logra entender mi corazón, la primera por qué
está en el lado izquierdo del pecho y no en los pies si suele tropezarse muy a
menudo; y, la segunda por qué sigo preguntando cosas cuando sé que no debo
hacerlo más.
Supongo que aprenderé a responder todo con los años y la tinta.
Mi hermano dice que serán 21 los días que me tomará acostumbrarme a
dejar de hablarte, de escribirte, de pensarte y yo trato de convencerme de que
apenas los días han pasado, que no son 21 aún, que estamos en el día “después
de” y que efectivamente él no se equivocara. Suele ser sabio y lee a Nietzsche,
¿qué posibilidades tiene de equivocarse? solo las que yo le puedo dar y pues
no, no estoy dispuesta a permitirle ese error.
¿Qué será de ti y de tu sonrisa, a la que le dedique mil poemas, aquella
con la que sentía que el universo entero me sonreía?
Disculpa mundo, vuelvo a las preguntas. Soy algo necia y testaruda.
Escribir no he
podido… y no es que no estés más
aquí, pero siento que mis letras se fueron contigo y de cierto modo las
entiendo, a quién le gusta quedarse con una mujer nostálgica que vive de los
recuerdos cortos. Están mejor contigo, prefiero pensarlo.
En estos días he abandonado un poco mi
vida y como una bendición encontré nuevos libros y una pasión, el violín.
Hace una semana terminé de leer “El Museo de la Inocencia” de Pamuk.
Debo contarte esa historia y la coincidencia algo extraña por la que llegó a
mis manos. Pamuk narra en primera persona sobre el amor trágico de Kemal, un
hombre turco y adinerado. Cada una de sus páginas huele a amor y a dolor. Amor
es dolor y dolor es amor. Es algo gracioso, de cierta forma me sentí
identificada, pero lo envidio porque en algún momento hubo un “nosotros” entre
él y Füsun, el mismo “nosotros” que nunca llegó en nuestro caso.
Cuando te conocí, desde que te conocí tembló mi ánimo.
Supuse un camino,
Inventé un futuro a través de tus ojos,
Me quebré, me hice al filo de tu costado,
Y caí.
¿Eres feliz? Si lo eres, todo habrá valido la pena y en adelante, todo
valdrá alegrías.
Vuelven las preguntas.
Son 21 días y si mañana sigues aquí, estando ausente, asumiré que el andar
se ha torcido y que el volver ya no será opción en mucho tiempo. Por hoy solo intento hacerme responsable de mi herida y al igual que Sabines, me receto
abstinencia y soledad. Semanas, meses, años, no lo sé. Tiempo es y al tiempo le
dejaré porque, tal como lo dijo el poeta, “esto es como estar saliendo de un
manicomio para entrar a un panteón”.
El otro día me acordé que en Ecuador existe una costumbre bastante particular, estoy hablando de esa linda tradición que hace casi imposible regresar a la casa sin tener un nuevo cacho que contar a tu familia. Pues de ley alguien en la oficina, en la u o en la esquina te contó uno.
Hace tres años que estoy fuera de mi querida tierra, y esa chispa que tenemos los ecuatorianos es la que más extraño. Por eso decidí honrar esa hermosa tradición y les pedí a los mejores cachistas que conozco que me cuenten unos cuantos para hacer una RONDITA E CACHOS:
Hoy despiertas con resaca, te levantas, aún sientes los estragos, ¡¿qué demonios pasó ayer?!, imágenes borrosas invaden tu mente, la claridad es algo que careces. Tomas una pastilla y vuelves a dormir un poco, luego estas "bien" otra vez.
Vas a aquel bar de mala muerte en el que irónicamente encontraste más vida que en ningún otro lugar, más sonrisas, más amigos, más historias, a veces más amor, pero también más conflictos, más vicios, más enemigos, y por supuesto más dolor. Pero no te importa, ahí te sientes bien, entre música, tabacos y alcohol. Buscas más y más, ya no te puedes controlar. Encuentras dulces, los pruebas, te gustan y pides más, no te puedes detener, caminas un poco en la oscuridad, ¡¿dónde dejé a mis amigos?!, te preguntarás, ya no importa, ellos ya tomaron un rumbo en el que tú no estás, sientes que ya no encajas en ningún lugar. Te sientes perdido y pruebas más, los malditos dulces no te dejan respirar. Y al otro día, sólo, vuelves a despertar, con el mal sabor de los dulces de la noche anterior.
El valle lleva tu nombre
está escrito en la montaña que le sirve de telón de fondo
el aire allí susurra pasado
aquel que no escuchaba hace tiempo con ensordecedora intensidad
Antes que nada ¡Muchas Gracias por sus comentarios¡ Me encanta saber que les dí una buena primera impresión.
Hoy quería hablarles de mi nueva forma de baile favorito, El Burlesque. Es básicamente el cabaret antiguo, de los años 40s y 50s. Aunque lastimosamente se perdió en los años 60s, Hoy en día existe una fuerte tendencia a traerlo a la vida de nuevo. Aunque evidentemente es todo lo que uno puede esperar de un baile de cabaret, sensualidad y poca ropa.
Rescata lo que es realmente bello y sensual. Rescata la verdadera belleza de la mujer, pues (como me dijeron por ahí) si es mujer es bello. Nada tiene que ver con la vulgaridad que existe hoy en día y que lastimosamente se hace llamar "sexy", sin ofender pero es verdad. (vestirse como tecnocumbiera, NO ES SEXY)
Sí, tengo veinticinco años y en realidad no entiendo muchas de las cosas que veo y que suceden a mi alrededor. Creo que a pesar de ser un "adulto", tengo cosas de niño, cosas de adolescente y obvio, no falta el instinto animal.
Lo que creo que nunca voy a entender es esa estúpida manía de la juventud de ahora por matar el sacrosanto idioma de Cervantes, ¡qué pecado tan grande e imperdonable!
Y sí que lo es... Acepto que no soy escritor y que no sé cómo escribir correctamente un texto, pero es hasta cierto punto entendible pues la escritura nunca ha sido lo mío, pero me atrevo a criticar por que en verdad no entiendo y no lograré entender nunca cosas como estas:
Un día el abuelo dijo que yo sería grande, el era un anciano sabio y a
pesar de todos los años que le llegaron encima tenía la mejor vista de los
hombres, leía el periódico diariamente y disfrutaba de Chespirito aún cuando
estoy segura que ya no lo oía. Cada tarde, siendo las 6pm. nos preparaba café y
era casi como un sacrilegio no tomarlo. Esa debe ser la razón por la que amo al
café más que a los libros y a los libros más que a la música de Garrett y sepan
ustedes ¡que adoro la música de Garrett!
Lo recuerdo con su bastón y la sonrisa pícara que le salía del rostro
cuando hacía enojar a la abuela. Eran dos viejos maravillosos, rodeados de
sonrisas, dolores y un buen número de admiradores, y cómo no, si nos dejaron el
mejor legado que cualquier humano sobre la tierra puede dejar a otros: amor,
mucho amor.
¿Por qué mil no es el número divino?. Es decir, entiendo toda la teoría que hay detrás del 7, pero si el ser humano tiende a actualizar cada loca teoría del pasado, deberíamos hacerlo también con esa. Y es que en este tiempo tener 7 dólares no representa nada, llegar a los 7 followers en Twitter no es motivo de alegría, e incluso tener 7 hijos es mal visto si no eres un conejo.
En contraposición, si tu cuenta bancaria tiene registro de mil dólares, eres instantáneamente sujeto de crédito y de acoso de los agentes de tarjetas de crédito, si tienes mil followers alcanzas finalmente el rango de raising tuitstar, o estrella del Twitter en ascenso para los que no entiendan. Ahora compartimos las redes sociales con al menos mil de nuestros amigos más íntimos, eso si no quieres parecer antisocial; y finalmente, tener mil hijos, bueno eso sigue sin cambiar lo mal que te verá la sociedad.
Si no han notado como ha evolucionado la concepción numérica a lo largo de la historia, especialmente en esta era digital, entonces deberían ir a vivir con la comunidad Amish; si, esos que no dejan entrar ni las ondas de radio a su comunidad. Mil es el nuevo número divino y History Chanel hará especiales sobre ello en el futuro, Ya verán.
Por cierto, ¡¡FELICES PRIMERAS MIL VISITAS AL BLOG!!, esa era la razón detrás de esta entrada sin mucho sentido. Empezamos hace apenas un par de semanas, preguntándonos si este proyecto tan ecléctico, que reúne tuiteros ecuatorianos de diferentes estilos pero siempre con algo que decir, tendría acogida entre el público. Increíble, en menos de 15 días llegamos a las primeras mil visitas, y vamos por más, las otras mil están "aquisito nomás", a la vuelta de la esquina...
Tengo que hacer una descripción mia, o mejor dicho una descripción de lo que van a leer en esta sección.
Dificil tarea; la verdad pasé varias horas pensando en qué estilo darle a a mi parte en este variado blog ¿Sería de poesia? ¿De filosofía? o talvez ¿Puro sarcasmo?
Pero pronto me di cuenta y pensé: ¿Por qué darle un solo estilo? y es que la sociedad de hoy nos exige tantas etiquetas. ¿Cómo poder encasillar mis pensamientos, lo que quiero compartir con ustedes en un solo estilo; con una sola etiqueta? Sería como encerrarme a mi misma en una caja.
¡Inaceptable! es hora de que entendamos que somos un conjunto de múltiples cosas y que no podemos definirnos solo por el estilo de ropa que usamos o por el tipo de música que escuchamos.
Es por eso que decidí que esta sección no tendrá un solo estilo, pero no por eso carecerá de identidad. Así que esperen leer; desde el humor más sarcástico, hasta la poesía más triste. Desde lo más real, hasta lo más espeluznante. Desde la filosofía más profunda hasta el pensamiento más simple.
Confío en que les guste y disfruten leerme tanto como yo disfrutaré escribir para ustedes.
Hoy venía pensando en todos aquellos que me han dejado. Antes, después, ayer, hace años, no importa... En todas esas personas queridas que se fueron y que compartieron tanto y ahora simplemente no están. Que nos han dejado una vida de recuerdos para llenar ese vacío enorme que queda en el pecho quemándole a uno luego de su partida...
Pensaba que tal vez la vida como tal es solo un entrenamiento muy muy feo y doloroso para la muerte, no solo la propia sino la de todos aquellos que morirán antes tuyo. Y es que no soy nadie para cuestionar ni a Dios ni a ninguna de sus deidades el por qué de la muerte, pero no entiendo cuál es el castigo para sufrir algo tan duro... Es un ciclo horroroso, una espiral de muerte, donde celebramos la vida y luego nos despedimos y aferramos como nadie... Aún no entiendo por qué la vida como tal, en cierto punto, nos ata como una cadena con grilletes, a hermosas memorias de tiempos pasados.
Una imagen que me enviaron con uno de mis más célebres tuits, de esos que tiempo después te da gusto encontrarlo hasta en Facebook. Nadie sabe que es tuyo, pero en realidad eso no importa, lo que interesa es el alivio que da saber que no eres el único que se siente así. Porque, seamos honestos, ¿quién no ha querido sentarse con Cupido a charlar y pedirle explicaciones por tanto desacierto y maltrato de su parte?...