Insensata por naturaleza

Y aquí es cuando  debería empezar a describir como soy ¿cierto? o ¿tal vez es aquí donde debería contarles lo que quiero? A lo mejor si fuera una persona normal y sensata lo haría, pero no, hace tiempo descubrí que de normal no tengo nada,  y la sensatez la perdí el mismo día en que empecé a escribirle al amor como si existiera. Así que les puedo decir que esa insensatez no me permite contarles más allá de lo que podrán descubrir luego de leerme.

No sé  lo que hago aquí, y con aquí no me refiero al blog sino al mundo en general. Sé que nací, crecí, sufrí y seguí sufriendo  hasta hoy, hasta mañana y hasta siempre. O eso creo.  No fui hecha para la felicidad o más bien la felicidad no fue hecha para mí, pues aunque a veces la tengo delante se me escapa rápidamente llevándose con ella todo.  Es ahí cuando debería lamentarme pero no, no lo hago porque me he acostumbrado a quedarme sin nada y esto no quiere decir que me guste sino simplemente que aprendí a ver a las letras como la única verdadera razón para seguir. Nadie más, ni nada más puede entenderme como ellas, no me abandonan y por supuesto yo nunca las dejo escribirse solas, entonces queda claro que hacemos un buen dúo.

Juntas no sólo le escribimos al amor sino a la vida, esa que parece dura pero que a la final no es más que una batalla en la que todos podemos pelear pero no siempre ganar. Los que ganan son muchos pero a la vez pocos porque nunca ganamos sin perder algo primero.

Por eso los invito a leer lo que algunos tuiteros ecuatorianos podemos hacer, lo que intentamos decir y lo que nos gusta vivir.